viernes, 23 de julio de 2010

Un día de repente rompes. Rompes a...reír. O a llorar. O simplemente rompes, y ya está. En mil o en cien pedazos repartidos por toda la habitación. O rompes por dentro, sin apenas darte cuenta salvo que reconoces un tono más amargo a medida que pasan las semanas. Lo peor de todo es eso, cuando te rompes y no lo sabes o no puedes impedirlo, o cierras los ojos. Entonces solamente estás, ni siquiera vives porque eso implicaría avanzar, aunque sólo sea un poco. Pero cuando te has roto... te han roto, entonces, estás estancado. Romper a. Romper con. Romper se.

jueves, 15 de julio de 2010

Te ví en un escenario intentando disparar.

Sonreía sin quererlo y me miraba con aquellos ojos café. Giraba la cabeza intentando ocultar el sonrojo de sus mejillas. Y reía constantemente, derrochando en cada carcajada toneladas y toneladas de vida, haciéndome reír a su compás. Olía a vainilla y torcía los labios cuando no estaba de acuerdo. Era dulce, dulce. Y frágil, extremadamente frágil a pesar de que intentara ocultarlo siempre. A veces caía, de repente lo dejaba todo y yo me perdía con-sin ella.

jueves, 1 de julio de 2010

Desmoralizado y empañado de rabia. Aprietas los puños, cierras los ojos y gritas. Te pudres, lo sé. Se siente, tu vida está a la vuelta de la esquina. Quizá un poco más allá, pero corre; creo recordar que hace unos años se encontraba aquí (des)pegada, pero aún la podías agarrar. Te culpo...¡claro! ¿y a quién sino?
A veces creo que soy como una de esas lamentables vidas de alcantarilla.