domingo, 29 de noviembre de 2009

Todos queremos que nos encuentren.

Las palabras se me hunden, se quedan pegadas por las paredes de mi cuerpo. Siento cada vibración el doble de fuerte de lo que debería, cada sentimiento, cada vida y cada cuerpo, cada mundo interior, me sumergo en los años, en los vivosmuertos, en los dolores subterráneos. Me siento, les siento, absorbo. Prendida de miradas, a tientas, manchada de personas, de almas, palpando entresijos. La magia me espera al otro lado. Para qué estoy aquí si no es para sentir, para recoger los pedazos de los demás, para vivirlos, vivirme. No hay rastro del olvido, no hay ratro del pasado. No hay nada escrito por delante de mí, solo hay hojas en blanco deseando dejarse escribir, ansiosas de escurrir la tinta, o el barro, qué mas da. Dime que te encontraré o que me encontrarás. Recuerda que estaré cerca del bullicio, perdida dentro de mi propio ruido. Sé que me dejo llevar(o llover) demasiado por el momento o por la sensación, que me empapo demasiado de todo, que ardo o exploto en cualquier momento sin motivo alguno, o motivo aparente; sé que duraré más tiempo si absorbo que si floto. Prefiero escapar de vez en cuando y el vértigo a los precipicios, prefiero reír, llorar, hablar de más o de menos, que la inercia de mirar y no ver nada más que yo-yo-yo. Prefiero esquiar hacia arriba.

lunes, 23 de noviembre de 2009

La miel en los labios.

El otoño se me hunde en el costado, me saca las sonrisas a la fuerza.
Luces parpadeantes. Chispas, gotas de agua reducida a lluvia. Abrigos, bufandas de lana. Luces. Felices fiestas. Chocolate, figuritas de cera, pinos de mentira. Madrid por iluminar. Gastos, familia. Caprichos. Parece que la Navidad nos enciende, aunque mi luz se fundió hace unos cuantos años, alumbra aún un poco. El año pasado llegó con múltiples catástrofes humanas, con lluvia en las miradas. La Navidad también son los padres. ¿Y si todo es una ilusión y nada existe? Serán los padres. Nos gusta tener razones para derrochar, y nos gusta decir que derrochamos demasiado mientras seguimos derrochando. Dulces. Anuncios de champán. Mi sorpresa llego a mis Nueve años, cuando al pasear por Madrid el día que encendían las luces, no sentí nada. Desde entonces tengo una deuda con ella, quizá vuelva. Con latidos o sin ellos, por casualidad, por un instante o quizá se instale aquí y aparezca cada año. Cuando el reloj llegue al fin de su recorrido y, almas unidas griten, lloren, beban, son-rían, yo pensaré en el ruido de los años, mientras recibo ''besos'' de familiares desconocidos, ''besos'' ya que sólo hacen ruido. Y algunos desafinarán sueños y otros tantos, pesadillas. Y traduciré sueños a fantasías y pesadillas a tiempos pasados y estrujados. Este será el colchón en el que renazcamos, el comienzo del final o del principio. Todo esto se reduce a personas unidas por una misma causa.

domingo, 22 de noviembre de 2009

¡1, 2, 3!

El monstruo del armario nos ha hecho sentir que debemos descubrirnos, reemplazarnos, asustarnos, demostrarnos. Escondite interminable, dentro de tí, de mí misma. Y cerremos las puertas por si se escapa. He ido dejando señales por las esquinas, por si alguna vez me pierdo. Miradas infinitas, y a cada paso, un universo(sobre mí). Eterno. Interminable. Amenaza-door. Y el sabor a viento frío, congelado, en la mirada. Dinosaurios del siglo veintiuno.




Así que hice ¡chás!

viernes, 20 de noviembre de 2009

Jaws of life.

Magia. Frío. Rojo. Pasión. Amarillo. Chillón. Variables. Incontables. Al unísono. Vivos. Vuelta y vuelta. Yomimeconmigo. Brindando batallas ganadas, sin saberlo, sabiéndolo a medias, a ratos, a veces. Mirándome, a escondidas, desde lejos. Vacia o llena, rota o entera, no importa, algo cambiará, mejorará, el peso cambiará de lado. Camino terminado.





Fin del trayecto.

jueves, 19 de noviembre de 2009

Pero ya no era ayer, sino mañana.

A veces creo que mi vida comenzó el año pasado, el resto de mi vida está borroso, y, cuando no lo está, no tiene importancia. A estas alturas, ya estoy más que acostumbrada a vivir muchas veces en el pasado, y no porque fuera mejor, sino porque era bonito, y yo era inocente y algo idiota. Hoy tenía ganas de aquello, así que al llegar a casa, he abierto el Spotify, cosa a la que ya he cogido cariño, a pesar de sus anuncios cortantes; y he puesto La fuga. Y sus: voy buscando en la basura unos labios que me digan ''esta noche quédate''. Los besos que perdí, por no saber decir ''te necesito''. Y me tiño de ayer. Y revivo la escena y el escenario, los actores y la letra pequeña. Como dije una vez hace mucho tiempo, somos personajes de teatro. Somos títeres, marionetas, a base de magia. A algunos les lleva el destino y a otros, la casualidad y el momento, el pálpito. Los espectadores, asombrados, aplaudieron, o quizá fuera un eco de sus pensamientos. Enfermos de egocentrismo, pero para eso estamos aquí, para nosotros.

lunes, 16 de noviembre de 2009

Con los ojos abiertos y los puños cerrados.

El frío me toca la fibra sensible. Todo queda lejos y cerca a la vez, todo se alterna, se relativiza. Y me dejo inundar por el silencio, por el ruido, por lo desconocido. Vértigo invertido, desde abajo, vértigo de mí, de mi interior. Y con cada puerta, me mancho los pies de barro, y acabo de barro hasta el cuello, hasta que vuelvo a cerrarla. Los candados, atascados, se retuercen de dolor, oxidados por dentro y por fuera, caducados, desbordados de almas. Y me aprieto fuerte, asegurándome de si estoy entera o no, por si acaso se me ha caído algo por el camino. Y Noviembre, tan frágil, se me escapa de las manos.

sábado, 14 de noviembre de 2009

Primeras filas nuestra obsesión.

Cargados de ilusión, ardiendo en llamas. Flotando entre versos. Gritando, eufóricos, agarrados. Emocionados. Moviendonos, levitando entre el ritmo de las voces en on. Excesivamente llena de vida, de luz, de energía, de mí, de mis pálpitos. Descubriendonos unos a otros entre los resquicios que encontramos. Entregados, ausentes de ausencias.

jueves, 12 de noviembre de 2009

Su mal humor, su estar mejor.

Simplifiquemos. Pisemos llantos, lloremos sentimientos, sudemos almas, aprendamos vértices, escuchemos luz. Al pasado se lo comió el tiempo, después de mucho trasnochar, y aunque permanezca, ya no volverá. Y que el viento haga correr los años.

martes, 10 de noviembre de 2009

De ser, de estar.

Me olvidé del olvido. Me olvidé de sus labios, de sus manos. Me olvidé de sus ojos. Me olvidé del invierno, del frío, del calor emocional. Me olvidé de sus besos, de su tacto. Me olvidé de los celos, de las ganas de correr. Me olvidé de la huida, del dolor. Me olvidé de las caricias, de los abrazos rotos. Me olvidé del ruido, del sonido, del silencio. Me olvidé de los 365 días del año, de los días tachados en el calendario y de los días vacíos. Me olvidé de las noches de llanto, de la melodía, del otro lado. Me olvidé de mí, de tí, de él, de nosotros, de vosotros, de ellos. Me olvidé del viento cortante, de su mirada penetrante. Me olvidé de mi móvil, de mi puerta, del cristal de metal. Me olvidé de los golpes contra la pared, del latir del corazón, de respirar, de lamentar. Me olvidé del qué dirán, de la televisión, de las hojas comenzando a ser marrones. Me olvidé de mis pasos, del tiempo, de lo material, de lo abstracto. Me olvidé de estar lejos de tí, de mí, de estar cerca de mí, de tí. Me olvidé de la saliba en los labios, del cansancio, de Santi Balmes, de Scarlett Johanson, de Woody Allen, de el cine, de la música. Me olvidé de la luz, de la radio, de las persianas, del sudor, del reloj. Me olvidé de los pasos que quedaban hasta llegar al final. Me olvidé de mi espera, de mi vértigo de mí. Me olvidé de la lluvia, del calor. Me olvidé del pasado, del presente, de las paredes de mi cuarto. Me olvidé de las capas que cubrían mi cuerpo(y mi alma). Me olvidé del fondo, del principio, del final, del cabo suelto. Me olvidé del ''no me olvides'', del ''me olvidarás'' del ''¿me pensarás?''. Me olvidé de volver. Me olvidé de conocer, de escuchar, de parar, de tragarme. Me olvidé de borrarme del papel, del métal, del metál. Me olvidé de lo que llegará, de lo que no, de lo que ya pasó, de lo que no. Me olvidé de las palabras que se difuminaron justo antes de salir. Me olvidé de vivir, de morir, de seguir. Me olvidé de querer, de starbucks, del frapuccino, del caramelo. Me olvidé del ''¿Violeta? Qué nombremás bonito''. Me olvidé de tocar, de palpar, de acariciar, de amar, de envolverme, de desenvolverme. Me olvidé de la familia, de la ''unión'', de los falsos, de las sonrisas fingidas. Me olvidé del dióxido de carbono, de la contaminación, de las charlas contra las drogas, contra el alcohol. Me olvidé del ''todo tiempo pasado fue mejor'', del ''estos chicos de hoy en día''. Me olvidé de el altavoz, de la vibración, de las ondas. Me olvidé de cuestas hacia arriba, de las cuestas hacia abajo, del cielo, del mundo. Me olvidé de creer, de cortar la cuerda que me ataba.

lunes, 9 de noviembre de 2009

Todo lo demás es lo de menos.

Allí estaba yo, riéndome a carcajadas, con los problemas a presión gritando ''¡estamos aquí!'' en silencio, silencio sonoro, qué poco me importa. Con la vida en el bolsillo y con los ojos llenos de momentos no vividos por mí. Des-viviéndome, desatándome.
Yo

Él
Nosotros
Vosotros
Ellos

sábado, 7 de noviembre de 2009

Ahora me desnudaré sin quitarme el traje.

Pliegues y pliegues. Tormentas de arena y mar, de sal pegada al cuerpo, de sueños que acabaron siendo pesadillas. Escombros, dos rotos, cuatro noches de locos. Y tu voz, esa voz, y tu pálida piel. Versos de vernos a escondidas. Miradas perdidas, escapadas de mí, de tu yo, de cuando te espero y no. Hojas, líneas, rotas, secas. Otoño, frío, piel. Me pongo perdida de mí. Poco a poco. Te huyo y me buscas. Infnito. Nunca descrito. Caótica, exótica. Me resbalo, me destruyo y reconstruyo. 1000 pedazos por toda la habitación. Te oscureces sobre mí. Quiero que me encuentren, para no encontrarte. Magnéticos, duros, indestructibles, nerviosos, sudorosos. Ardo, me desdibujo. Intermitente, en ondas, en picos. Descargando, cargado. Descorchado en el corcho, envuelto en tu propia fe. Siete veces más uno. Candados, cuerdas, cadenas, ataduras, hierro.

jueves, 5 de noviembre de 2009

Guardas las caricias en el congelador.

Los sentimientos se me calan tan, tan adentro. Que me falta viento para destrozar-los. Estoy estoy esperando la casualidad de mi vida, la más grande. Pero el círculo no se ha cerrado y las casualidades se han quedado atrancadas haciendo tapón. Estoy en el aire, estoy fundida en un intervalo de nada, entre una parada y otra. No pasa nada; pasa de todo en letra pequeña. Y mi ritmo cardiaco y vertical, transversal, mi cristal horizontal, sigue recto. Creo que va a venir todo de golpe, que me va dar un vuelco, la vida. Que gritarás, que gritarás y no te oiré.
Hace unos días me dí cuenta de que tengo al amor idealizado, esperado, añorado, y de que le tengo asco. De que me has hecho tenerle asco. Me dí cuenta cuando de repente me preguntaban qué pasaría si... y me cogieron de la mano. Entonces fue como si quisiera vomitar todos los recuerdos, como si un miedo inmenso me aplastara. Tengo al amor mirándome por la cara sucia, por la cara sexo, por el ''me harás daño''.
Tanto preguntarme si volverías, para no dejar de preguntarme si te irás.

No puedes tocarme. No me toques. Ahora ya estás advertido, no te fíes de un animal herido.

martes, 3 de noviembre de 2009

Miradas de cristal.

Me acuerdo de su primer amor, creo que el primero y el último; el resto fueron solo intereses. Era su vecino de enfrente, estaban ventana con ventana. Hablaban mediante señas, luces, sonrisas, miradas, persianas bajadas, subidas... Le adoraba, le amaba hasta rabiar, hasta la médula, hasta el fondo, de arriba a abajo. Recuerdo sus rebotes cuando él no la miraba o no aparecía, entonces apagaba todas las luces y bajaba las persianas hasta abajo, después se sentaba sobre la cama enfadada, esperando. Se cruzaban por los pasillos sin decir una sola palabra, aparentemente. Recuerdo que llegaba y esperaba novedades, interesada, dejaba que me contara cada detalle de cada expresión. Sólo un día, una vez, coincidieron en el 47, con un beso y 50 miradas de cristal.

lunes, 2 de noviembre de 2009

Coffe and machines.

Blur. Desniveles, desvaríos y otros cuentos.
¡Crush! Y se rompió el monstruo, el círculo polar, el sabor a miel en los labios, el corazón rojo, el aroma en las esquinas, el dolor, el vértigo al adiós, el miedo al ir detrás. Espejos, cristales, dolores internos, externos, cruciales. No creas las mentiras que dije, solo me esforzaba en estirar el tiempo. Ahora, por el rabillo del ojo vigilo las espejos, de frente, pero no me dicen qué hay detrás. Y me desenfoco dentro de canciones con pasados enfrascados. Somos máquinas, monotemas, cuadraturas de obsesión, vicios, espirales, laberintos. Montaña emocional, desvarío mental, pienso quedarme hasta el fin
¿Por quién gritaba? Lo sé y tu no. No preguntabas, tú nunca, no...
A veces pienso que es un don, olvidar.