lunes, 16 de noviembre de 2009
Con los ojos abiertos y los puños cerrados.
El frío me toca la fibra sensible. Todo queda lejos y cerca a la vez, todo se alterna, se relativiza. Y me dejo inundar por el silencio, por el ruido, por lo desconocido. Vértigo invertido, desde abajo, vértigo de mí, de mi interior. Y con cada puerta, me mancho los pies de barro, y acabo de barro hasta el cuello, hasta que vuelvo a cerrarla. Los candados, atascados, se retuercen de dolor, oxidados por dentro y por fuera, caducados, desbordados de almas. Y me aprieto fuerte, asegurándome de si estoy entera o no, por si acaso se me ha caído algo por el camino. Y Noviembre, tan frágil, se me escapa de las manos.
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a mí el frío me da ganas de gritar muy fuerte de contento.
ResponderEliminarmiau
con
manoplas
y
gorro
Vaya textos que escribes!!
ResponderEliminarDigo lo que Perezoso...Violeta, eres grande!
ResponderEliminarUn besazo!!!
con el frío las casualidades llegan antes, o eso dice Ana, yo creo que tiene razón.
ResponderEliminarOctubre y noviembre siempre se me escapan sin darme cuenta.
Muac
"Vértigo invertido"... y mirar hacia arriba desde la planta de tus pies (o desde los pies de tus entrañas) y ver un abismo, tan al revés, que sentimos haber caído sólo con mirar arriba.
ResponderEliminarCierro tu tercera decena de seguidores :)
Precipicios de una vida precipitada.
ResponderEliminarCon los pies fríos no se piensa bien.
ResponderEliminarSin más o menos.
Te echaba de menos, blogueeeeeeeeeeeera.