Flotábamos sobre nuestros cielos teñidos de malva. Exprimíamos el tiempo hasta reducirlo a aquellos besos eternos. Recorría tu piel de terciopelo, tu mirada infinita, tus curvas de infarto, tus sonrisas, tus risas. Creábamos sueños. A veces, incluso, hacíamos escapadas a la Luna. Esperábamos abrazados la llegada del alba. Descubrimos rincones prohibidos, paisajes desconocidos. Abandonábamos los sentidos cada vez que nuestros cuerpos se juntaban hasta parecer uno solo. Era todo tan efímero y a la vez tan inmenso, interminable, inagotable. Uníamos nuestras manos como quien ata dos almas, pensando ''para siempre''. Soñabas y soñabas, pero para mí, preciosa, el sueño eras tú. Mirabas intrigada con tus ojos color miel y sonreías. Decías que siempre se te había escapado el tiempo entre las manos y que por mucho que corrieras nunca habías conseguido alcanzarlo. Debí suponer que algún día marcharías con el tiempo pero no lo vi, cómo iba a ver algo con tanto amor por encima. Invadiste mi casa, mi vida, mi espacio, fuiste un intermedio, un viaje a otro tiempo y a otro lugar. Me enviaste a mil millas de mi razón y te encargaste de suprimir mi corazón. Anoche soñé contigo, princesa...
que chula la foto :)
ResponderEliminarcierto es, imposible verlo con tanto amor por encima.
ResponderEliminarme ha gustado MUCHISIMO.
... y todo pasa atravesando los sentidos, la respiración... el sueño, la vida, la profanación del rito que supone estar vivo, las apariencias, las nauseas y hasta la invitación perdida a algún lugar mal llamado "paraíso".
ResponderEliminar(¿has cambiado la apariencia? ahora soy yo la que te sigue :P)
Si, enamorada...
ResponderEliminarY, por cierto, es precioso el texto. Cuánto amor y pasión. Me encanta.