Ábreme, párteme en dos. Quema cada fibra de mi piel y sóplame en los pulmones. Puede que encuentres resquicios de lo que era. Hace ya tiempo que dejé de ser. Me atravesaron las palabras. Se quedó corto el aire que antes respiraba de ti, y tu mirada dejó de aparecer cada tarde de domingo. Qué bien canta el silencio, cómo llora la lluvia. A ti te gustaba la lluvia, yo siempre la odié, hasta que te fuiste. Odio que a veces no sea suficiente conmigo. Desaparece. Tu mirada me hace daño. Aléjate, aléjate de mis esperanzas, de mis pensamientos y de mis recuerdos.
Sigo soñando contigo.
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