domingo, 16 de agosto de 2009

Manojos de perder

Olías a vainilla. Sabías a vainilla. A una mezcla de vainilla y canela. Y eso me gustaba. También tus noches en vela y los cientos de cigarrillos que te fumabas al día. Tu manera de hablar. Tus ropas anchas, tus labios. Y como te mordías el labio inferior. Cuando te sonrojabas y cuando no podías evitar sonreír. Cuando te enfadabas. Tus besos, la pasión que derramabass en cada uno de ellos. Tus rizos, la forma en la que caían. Me encantaba que no pararas de hablar en todo el día. Tus manías, todas ellas. A veces, nos tocábamos con los ojos. Nos abrazábamos a la música. Aún, cuando cierro los ojos, recuerdo tu silueta, cuando, en plena noche, despertabas y, con un cigarrillo entre dos dedos, observabas como quitaban las calles. No supiste soportar mis locuras. Mi libertad. Las almas que tocaba con los dedos. Y sé, que aunque me entiendas, no era mundo para tí. Buscabas besos fieles, amores eternos y verdaderos...¿verdaderos? Nuestro amor fue verdadero; te amé como pocas veces supe hacer. Sólo esperaba un poco de tus ojos y algo de tu corazón. Retenerte el mayor tiempo posible...











Escribí cientos de historias enamoradas por si en alguna, caía yo...

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