miércoles, 30 de septiembre de 2009

Día 913

Parece que el frío está llegando y la lluvia va avanzando. Me va bien, me conformo con el día a día. A veces me aislo de la realidad y entonces disfruto del aire fresco en la cara y mi sonrisa dibujandose. Todos los días cogo un autobús, o un metro; me relaja.
Me aterra no encontrar nunca lo que quiero. Es cómico, mis sueños son sentimientos. Es horrible arrepentirse de algo ya hecho y sin vuelta atras. Pero lo que es peor, es saber que lo que más quieres no existe. Estoy harta del calor. Odio estos días flojos en mi personalidad montañosa. Quiero gritar. O llorar muy fuerte. No me gustan estas lágrimas sin sentido. Si tuviera que definir mi estado ahora sería hipersensible. Me he estado observando y, bueno, me conozco desde hace mucho tiempo pero soy de esas que no se dejan conocer nunca del todo, y me da rabia. Mientras abro y cierro los labios, miles de labios se abren y se cierran conmigo. Hay mucho ruido. El portátil, esa guitarra, las teclas, el viento, los coches, la música...
Siempre he pensado que una de mis pocas virtudes es aquello de que me río tropecientas veces al día, y eso me ayuda.
Mira los semáforos. Como mueven a tantas vidas. Mira a tu alrrededor. Mira cuánta gente. A veces pienso en la verguenza, en por qué existe, si todos somos personas y nadie puede más que nadie. Pienso en las miradas ausentes y en las miradas tan fuertes, y me choca saber leerlas siempre, porque me duele.
Duermo trás todo aquello que no viví. Y no comprendo por qué pesan tanto las cosas que no hice. Si todo no pasó. ¿Por qué tenemos tanta envidia? Me duele cuando tengo envidia. Envidio a todas las parejas felices. Pero sólo a las felices, no a todas esas que se están poniendo múltiples cuernos mutuamente mientras se dicen ''sólo tú''. Tengo muchos dejavús, o como se escriba, demasiados. Es una tortura. A veces, me confundo y pienso que no estoy aquí, que estoy aquí, hace un año. Cuando era ella, y no yo. Y como gira todo a mi alrrededor. Tengo un nudo en la garganta. El nudo sube hasta la uno y, se deshace, o sale a la mar. A mi lado hay un montón de libros sin tocar. O tocados pero sin mucho uso.
Recuerdo esa frase de hace tanto tiempo(o quizás no tanto, pero para mí todo pasó tan despacio desde que te fuiste, que los días empezaron a contarse demasiado tarde) ''Dime, ¿me quieres entera o en porciones de deseo instantáneo?''
Y me quiero entera, gracias.

Me hieres mucho.

Estés donde estés, me da igual si estás en China o en Japón, seas quién seas. Te necesito, sí, necesito que, si existes, te acerques a mí, me dejes que te suelte en una bocanada de aire todo el dolor del corazón y del no corazón, y, abrazándome, me susurres al oído, sé a lo que te refieres, lo sé...






Y, que ese abrazo, me envuelva. Me reconstruya y me llene.

domingo, 27 de septiembre de 2009

Ella.

Ahora camina entre andenes y miles de trenes que nunca cogió. Y se le escapa la vida pensando que un día todo sucedió. Yo la recuerdo tan frágil pero tan fuerte. Tan bella. Suave en su enorme tristeza. Buscando aquello que nunca encontró. Sonriendo a extraños que no conoció. Decía que recordaba a aquel hombre del que no se olvidó. Y pasando entre tantas piernas y tantos brazos y nunca conforme, nada le inspiró; y ella a tantos...
Su aroma y sus labios. Recuerdo sus ojos, que cambiaban de sabor. Al amanecer miel y al anochecer cielo. Era fugaz, libre y ausente. De nadie. Y era tan bella. Recuerdo al alcohol y al humo que tanto espiró. Dejaba todo por el momento y por la pasión.
Tenía un profundo miedo a envejecer. Pavor. Siempre pensé que era por perder su belleza, pensaba que no tenía nada más que ofrecer. Cuando las arrugas inundaran su piel suave y su pelo abandonara el dorado para pasar a sin color. Pasaba tantas tardes paseando en la lluvia, empapando su cara. Adoraba el invierno. En verano no soportaba el sudor, el calor y el aire paralizado.


Un día marchó. Sin decirselo a nadie. Se fue sola, como llegó. Triste, como nació.

sábado, 26 de septiembre de 2009

Quiero estar lejos de casa, quiero estar lejos de casa...

Me gustaría que todo fuera más sencillo. Que los laberintos de emociones se colocaran en su sitio y que los pensamientos dejaran de moverse en círculos sin parar. Me resvalo por mi cuerpo hasta caer y me levanto con el tiempo ya aplastado en el bolsillo. Lo retuerzo. A veces la inseguridad me invade tanto que me aplasta, y me siento pequeña, más pequeña. Quiero palabras dentro de pensamientos susurradas suavemente en mis oídos. Sólo cariño o sólo contacto humano pero nunca más dolor. Sólo piel sobre la piel...
Mis días se camuflan. Se transforman a medida que se acaban; cuando llegan al final la realidad es mucho más grande que al principio. Me asusta tanto la debilidad que me escondo de ella, que solo la dejo pasar un rato luego la obligo a marcharse. Me desarma y yo me armo de valor con ella de lado. Las miradas infinitas. Quiero mancharme de color y lo consigo. El miedo a no encontrarme nunca del todo me amenaza con quedarse o con marcharse. Me molesta lo medido, lo pensado y establecido. Las normas al vivir. Prefiero el azar y romper el ''tiene que ser así''. Cuando mis manos y mis pies se acompañan y juntos saben hacia dónde ir.
Y el amor queda tan lejos...

viernes, 25 de septiembre de 2009

Últimamente no hay cosa que más me moleste que los pre-juicios. Las opiniones sin motivo de. Me invaden constantemente. La gente se pasa el día juzgando a los demás. La mentira es la reina del país, total, qué más da, si no se va a enterar. No somos de plástico. Al menos yo no. Y sí, bueno, quizás sea demasiado sensible o sentimental o todo lo que querais. Incordios y pensamientos. Sesupone que somos libres, ¿no? A mi me da igual que mañana traigas un sombrero rojo o que lo traigas verde.
Conclusión: A todos fuck you por igual.


Un día de estos intento escribir algo decente.

miércoles, 23 de septiembre de 2009

Y esto es todo.

No veo normal que me de miedo entrar en el maldito last.fm y ver la maldita música que ahora me rompe los oídos. No veo normal que haya tenido que borrar todos los malditos mensajes con los ojos cerrados. No veo normal que haya acabado con la maldita música del maldito ares del maldito otro ordenador. No veo normal que necesite odiarte para no odiarme a mí. No veo normal que me importes si ya no me importas. No veo normal que tus malditos ojos se claven en los míos y luego se caigan al maldito suelo. No veo normal que seas tan poco original. Pero lo que sí que no veo normal, es que ya no me acuerde de si te quería o era una maldita ilusión de una maldita idiota. No veo nada normal que siempre sigas, siempre sigas, siempre sigas ahí.

Dejándote aparte, hoy he empezado. He sentido la mirada de todas las de clase mirándome mientras conspiran sobre mi persona, como todos los años. Que quieras que no, te hace sentir importante. Hasta que te das cuenta de que se han metido en una conversación solamente con los ojos. Empiezo a clasificar cómo es cada uno y qué profesor es mejor que otro. Pongo a prueba todos los rumores. Aquello de bajar o subir las persianas a medida que transcurre el día y la magnífica sensación del aire fresco en la nuca. La gente nueva y la vieja. Como han crecido todos y como siguen todos igual. Los pasillos y los conserjes y las risas entre clase y clase. Vosotras. Las vueltas a casa y las abundantes planificaciones.




Quiero que haga frío de una vez. Que estamos en otoño, por favor.

martes, 22 de septiembre de 2009

A veces retrocedo lo que nunca quise andar.

Tiempo. Que si parece que fue ayer. Que si recuerdo cuando. Que si echo tanto de menos. Él todo lo mueve, lo manipula, lo termina cuando está listo, o cuando todavía no lo está. Creando esperanzas, nostalgias y melancolías. Ojalá parase y ojalá pasase muchísimo más rápido. Ojala volviese y ojalá se fuese. Cuánto tiempo congelé sobre mi mano y cuánto tiempo me quedé tendida sobre sus zapatos.
Me recuerda que una vez estuve cerca de perder la identidad. Y corría en lugar de caminar. Tropezaba en lugar de esquivar.





No me mientas nunca...

domingo, 20 de septiembre de 2009

Dejarse llevar suena demasiado bien.

Sólo somos personas. Diferencias y actitudes. Presentes, pasados, futuros. Prejuicios. Miedos. Viento al pasar. Muerte, vida y dolor. Sin dolor no habría vida ni flor. Tanto quejarme de él mientras dejaba que me envolviera. Qué rápido cambio de un sitio a otro. Mientras, veo como el mundo sigue igual, girando y haciéndolo despacio, para recapacitar, mientras se agarra al pasado, mientras se aferra. ''Todo tiempo pasado fue mejor''. No. Tenemos que avanzar, que progesar. Otras perspectivas, conocer gente y cambiar de mente, de imagen y de ser. Quemarte y luego hecharte agua. Agua no demasiado fría. Cómo me gusta el frío pero qué melancólica me vuelve. Me recuerda en exceso al año pasado. Pero me gusta. Y la lluvia, ¡oh! la lluvia. La de catástrofes que causa. Peinados destrozados, paraguas desenjaulados, cristales mojados. Mi cara de tonta perdida. Me encanta.
Como rollos de papel. Vamos girando y girando, hasta que nos acabamos.

Son casi las cuatro. Vetustarecorrelospasillos.

martes, 15 de septiembre de 2009

Te odio por tu boca que carece de verdad.

Te odio como nadie en este mundo te odiará.
Te odio como no se puede odiar a nadie más.
Te odio porque siempre sigues, siempre sigues, siempre sigues, siempre sigues ahí.

lunes, 14 de septiembre de 2009

Y un arsenal de pacienca y celos, nos recuerdan:

Tenemos lo que merecemos.

Hazme feliz. Desata mis pasiones. Que aunque el camino sea largo, sigas esperando la llegada del otoño para verme. Quiérme, de arriba a abajo, de izquierda a derecha, mañana, tarde y noche; eternamente. No te gastes nunca. Písame los talones, escondete en mis cajones, llename de emociones, de sensaciones. Escápate conmigo. Sé de verdad, déjame tocarte el alma. Saboreame, saboreate conmigo. Escúchame. Dime que me quieres y que me necesitas, que todo irá bien, que tenemos todo el tiempo del mundo. Completame, llena el vacío del otro lado del corazón. Congela el frío a mi lado, desafíale, abrazame mientras le asustas. Dime la verdad, ponmela en la mesa junto al primer plato, ayúdame a sonreirla, y a sonreír a secas. Créeme en mis noches de desvelo. Permanece. Gástame y vuelve a gastarme, las veces que quieras. Pronunciemos amor. Arrópame. Bésame mientras me quieres, quiéreme mientras me besas. Toquemos suelo y cielo. No me hagas necesitarte siempre, no me hagas tener miedo a perderte. No resultes una utopía. Entiéndeme, pégate a mi. Que sea nuestro secreto, nuestra esperanza, nuestro desvelo y nuestra añoranza. No me hagas llorar, no sufras por mí. Seamos nuestros, nuestras vidas. Hablemos durante horas y horas mientras nuestras mentes se acercan paso a paso. Te ensañaré a amar eternamente. Creemos algo que sea para siempre, que no se gaste, como el aire, o aún mejor.
Aparece, ¡ya!
Y aunque me duela admitirlo. Ansío amor. Aunque no debería, aunque no necesito apoyos. Ansío amor.

miércoles, 9 de septiembre de 2009

Cuatro mil días después de aquel año obcecado.

Con las manos cubiertas de miel y el deseo repleto de sed. Después de aprender la función del corazón y la presencia del dolor. Tras desgastar todos aquellos gritos y envasarlos al vacío. El tiempo sique sin pasar. El aire recorre la misma dirección, agotado de tanto respirar. Corre buscando un encuentro hasta la despedida.

Mirarte de frente, admito en voz alta que no pocas veces he sido tentado en coger la esperanza y lanzarla sin más a la fosa común, donde yacen los sueños que nos diferencian.

viernes, 4 de septiembre de 2009

Y entre tanto barro...

Humo. Mirada perdida y bolsillos llenos de billetes directos a ninguna parte. Tu único triunfo fue el dinero. Cuántas putas compraste. Cuántos labios malgastaste. Estabas enfermo, enfermo de tanto odiar, de tanto consumir(te). El tabaco era tu alivio, recurrías a él constantemente. Tus manos temblaban, cuando esperabas, cuando te disponías a establecer cualquier conversación. No amaste nunca, quizá fue eso, frialdad afectiva, diría Ray. Disfrutabas con el sufrimiento ajeno, disfrutabas destrozando vidas y rompiendo lazos. Era una especie de venganza, lo que tú nunca tuviste. El sudor de aquella chica al sentir tus manos en su espalda, la ambición, el deseo, el placer, pero nunca él, nunca el amor. Tu risa era estridente. Puede que, quizá, llegaras a algún sitio con aquellos ojos, con aquellas manos...