lunes, 14 de septiembre de 2009

Y un arsenal de pacienca y celos, nos recuerdan:

Tenemos lo que merecemos.

Hazme feliz. Desata mis pasiones. Que aunque el camino sea largo, sigas esperando la llegada del otoño para verme. Quiérme, de arriba a abajo, de izquierda a derecha, mañana, tarde y noche; eternamente. No te gastes nunca. Písame los talones, escondete en mis cajones, llename de emociones, de sensaciones. Escápate conmigo. Sé de verdad, déjame tocarte el alma. Saboreame, saboreate conmigo. Escúchame. Dime que me quieres y que me necesitas, que todo irá bien, que tenemos todo el tiempo del mundo. Completame, llena el vacío del otro lado del corazón. Congela el frío a mi lado, desafíale, abrazame mientras le asustas. Dime la verdad, ponmela en la mesa junto al primer plato, ayúdame a sonreirla, y a sonreír a secas. Créeme en mis noches de desvelo. Permanece. Gástame y vuelve a gastarme, las veces que quieras. Pronunciemos amor. Arrópame. Bésame mientras me quieres, quiéreme mientras me besas. Toquemos suelo y cielo. No me hagas necesitarte siempre, no me hagas tener miedo a perderte. No resultes una utopía. Entiéndeme, pégate a mi. Que sea nuestro secreto, nuestra esperanza, nuestro desvelo y nuestra añoranza. No me hagas llorar, no sufras por mí. Seamos nuestros, nuestras vidas. Hablemos durante horas y horas mientras nuestras mentes se acercan paso a paso. Te ensañaré a amar eternamente. Creemos algo que sea para siempre, que no se gaste, como el aire, o aún mejor.
Aparece, ¡ya!
Y aunque me duela admitirlo. Ansío amor. Aunque no debería, aunque no necesito apoyos. Ansío amor.

1 comentario:

  1. Y cuántas veces tú, y cuántos nombres distintos tienes...

    Cuál será el real?

    Aparece Ya...

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